15°
cielo sereno
Experiencias en
el Lido de Venecia
A pocos minutos de Venecia, hay una isla verde situada entre la laguna y el mar Adriático, un oasis de naturaleza y paz lejos de los flujos turísticos masivos, que conserva su encanto en cada estación: es el Lido de Venecia.
Naturaleza es una de las palabras clave más adecuadas para describirla: el Lido es una terraza panorámica sobre Venecia con espléndidas puestas de sol sobre la cuenca de San Marco, increíbles amaneceres desde el lado del mar, zonas verdes, oasis naturales protegidos, parques, jardines y mucho más. Entre los principales atractivos naturales se pueden citar:
EL CORAZÓN VERDE DE VENECIA
Si buscas una imagen del Lido de Venecia desde arriba, te darás cuenta de que esta isla, de solo 12 kilómetros de largo, es verde, está cubierta de árboles y zonas verdes públicas y jardines privados que rodean sus antiguas villas liberty. Pasear por el Lido o recorrerlo en bicicleta es una verdadera inmersión en la única naturaleza de Venecia, que en algunos lugares es también un oasis de protección natural.
El Lido, de hecho, por su particular posición a lo largo de las rutas migratorias de numerosas especies de aves, cuenta con dos áreas de protección natural, ambas de libre acceso. Son el oasis de San Nicolò, en la zona norte de la isla, y el oasis Alberoni, al sur. Ambas son mantenidas bajo control por Lipu, ya que aquí vienen a poner los huevos dos especies particulares de zancudos, el fraile y el fraticello, que anidan en las dunas. El Lido de Venecia conserva aquí un peculiar hábitat dunoso entre los mejor conservados del Adriático, en el que, además de una vegetación muy variada y los verdes pinares, alberga varias aves migratorias, rapaces y aves nocturnas.
LA NATURALEZA DE PELLESTRINA
Continuando con muy pocos minutos de ferry o vaporetto se llega a la isla de Pellestrina, aún más aislada y tranquila del Lido. Recorriéndola toda hasta la parte más meridional (en autobús con la línea 11 o en bicicleta) se llega hasta Ca’ Roman, su zona más salvaje, unida al resto de la isla por un estrecho camino entre la laguna y el mar Adriático. Aquí hay una playa salvaje y otro oasis de protección natural, un entorno intacto gracias al aislamiento de la zona, con un sistema de dunas completamente intacto y en constante expansión, donde Lipu identificó al menos 190 especies de aves en el último censo.
PATRIMONIO SUBMARINO
Por último, para los aficionados al buceo, esta parte del mar Adriático esconde una perla: las llamadas tegnùe. Son las «retenidas» en dialecto local, llamadas así por los pescadores ya desde el siglo XIX porque se enredaban las redes. Se trata de conformaciones rocosas calcáreas similares a los arrecifes de coral, que se encuentran en algunos puntos frente a Pellestrina y Chioggia. Aquí se han creado hábitats poblados por algas, moluscos, anémonas y peces que viven dentro de verdaderos nichos ecológicos ricos en biodiversidad. Pueden ser pequeñas formaciones rocosas o extensiones de hasta cientos de metros de largo, y son un verdadero hallazgo para bucear con tanques para explorar los hábitats marinos.
